miércoles, 25 de junio de 2008

[DevocionalPC] Ecología

"Debe quedarse solo con los polluelos y dejar que la madre se vaya.
Así será dichoso y tendrá una larga vida." Deuteronomio 22:7

En estos últimos años, se están haciendo esfuerzos muy importantes
por guardar y cuidar la ecología. El calentamiento global, el abuso
de gases tóxicos, la influencia negativa de industrias en la
ecología de los países industrializados ha provocado el aumento de
los reclamos de organizaciones que exigen cuidar la naturaleza.

Ríos contaminados, napas que dejaron de ser potables, derretimiento
de glaciares, es el saldo pendiente a solucionar que el hombre
destruyó matando la ecología. Durante años de evolución industrial,
solo se fijaron es ver la manera de incrementar sus ingresos, sin
analizar las consecuencias de esas decisiones. Hoy se están pagando
las consecuencias.

El haberle dado la espalda a Dios al decidir, llevó a la humanidad a
este callejón sin salida. La destrucción de la naturaleza parece no
tener final. Y los esfuerzos que el hombre hace, no son suficientes.
Dios ya había previsto esto. Y había dejado reglas bien claras de
convivencia. El cuidado del medio ambiente era parte de las normas
de vida del pueblo de Israel.

Si algún israelita encontraba un nido, tenía esta orden. Debía que
dejar libre a la madre y comerse a los polluelos. Así, la madre
podía procrear de nuevo y no se dañaba el ecosistema. Parecía una
medida de escaso valor. ¿Cuántos nidos podrían llegar a destruir los
israelitas? ¿Qué tan grave podría llegar a ser el impacto en ese
lugar?

Sin embargo, Dios nos deja una preciosa enseñanza. Todo lo que
hacemos tiene consecuencias. En algunos casos más graves, y en otros
más leves. La preocupación de Dios por el ecosistema era mucha,
porque sabía que dañar la naturaleza, impactaba directamente sobre
la vida de las personas. Por eso les promete a los israelitas una
larga vida, si obedecían estas reglas de vida.

Tres mil años más tarde no aprendimos la lección. Derrochamos
energía, dejamos las luces prendidas aunque no estemos en esa
habitación, tiramos la basura a la calle, y contaminamos los ríos.
No nos preocupa, ni nos interesa lo que sucede al lado nuestro, solo
nos afecta lo que nos daña en el momento y nos perjudica
directamente a nosotros.

Deberíamos cambiar nuestra manera de actuar y tratar de imitar a
Dios. Cuidemos lo que nos rodea, es por nuestro bien.

REFLEXIÓN - Dios cuida la ecología, no la destruyas.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany
devocionalpc@yahoogroups.com

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